30 enero, 2013

Ski me plaît

Cuando le contamos a la gente todo lo bueno que tiene el haber cambiado París por Niza, siempre hablamos de la montaña, con tal entusiasmo que parecemos estar pagados por el Departamento de Marketing de los Alpes Marítimos.
Sería una bobada no reconocer que tener las pistas de esquí a 90km es una auténtica suerte, te guste o no esquiar, ver las cumbres blancas de más de 2000 metros cuando acabas de dejar atrás las vistas del Mediterráneo resulta de lo más curioso.

El fin de semana pasado estuvimos en Isola 2000, una de las estaciones del Parque Nacional del Mercantour. Un poco aprensiva al principio, enseguida me dejé llevar por lo bueno que tiene pasar un día en la nieve.

La batalla de bolas de nieve, el descenso (imposible) con la pala de nieve del Decathlon, dejarse caer en la nieve blanda, seguir mejorando mi pobre nivel en las pistas verdes, mantener el miedo a venirme abajo en los remontes mecánicos, el vino dulce calentito... y un cansancio físico, que te machaca el cuerpo y te despeja la mente.

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