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01 septiembre, 2013

Cap Taillat

El cabo Taillat es un saliente de tierra, unido a la costa por un istmo de arena, en la península de St-Tropez. Sólo se puede acceder a él por senderos litorales. Nosotros decidimos ayer dejar el coche en la Plage de l'Escalet y hacer una pequeña marcha hasta dar con unas rocas aisladas en las que extendimos la toalla, pero tambíen hay alguna que otra calita donde pasar plantar la sombrilla y pasar el día. 

Estuvimos aquí en febrero, disfrutando de un fresco día de sol y hemos vuelto ahora que el verano  coletea, con temperaturas ideales para seguir disfrutando de la playa mientras media Francia retoma mañana sus actividades normales. 
            
                    

A mí me parece que esta zona se encuentra en uno de los lugares más salvajes de la Costa Azul, el agua es transparente y en cuanto nadas un poco te encuentras con fondos llenos de pequeños peces de colores. Un paraíso a la vuelta y de espaldas al gentío de St-Tropez, que se encuentra tan sólo a unos 10 km.

           

En un intento de conseguir unas mechas naturales, este fin de semana he dejado de lado el sombrero que siempre suelo llevar y he sacado del baúl de los recuerdos una visera...  De aquí a la WTA...

                          


 



14 junio, 2013

Week-end rando

Este fin de semana me voy de "rando", randonnée = senderismo; con un grupo de mujeres vamos a hacer una peregrinación hasta una capilla situada en un pueblo del departamento del Var. 
Hace años que no duermo en un saco de dormir, pero recuerdo nítidamente el saco infantil azul con pintitas verdes fluorescentes que me acompañaba en los campamentos y colonias de verano. 

Me he comprado uno nuevo, bastante parecido al verde de la foto. Mi beauf (beau-frère / cuñaaaaoooo) me quería prestar uno suyo que seguro me habría hecho el apaño, pero lo veo como una posesión tan íntima que he preferido estrenar uno y así ya lo tengo para cuando vuelva a surgir la ocasión o cuando la ocasión la quiera provocar yo. 
Anuncian buenas temperaturas y estoy deseando dormir "à la belle étoile", bonita expresión que tiene el francés para indicar que se duerme al raso, con las estrellas como techo. ¿Sabré reconocer la Osa Mayor? 

¿Me podría haber pasado por dicha osa si me hubiera comprado el saco de aquí abajo?


Y ya que estamos en la costa ¿ no mola más un tiburón?


Me tengo que llevar la comida preparada para el fin de semana porque no habrá dónde cocinar, en el mail organizativo hablan de quiches... ¿Alguna se atreverá con la pizza fría?






15 abril, 2013

Cuando el tonto de Nietzsche siguió la linde

Desde Èze Plage sube un camino hasta el pueblo de Èze, uno de los pueblos más bonitos y más encaramados de la Costa Azul. Nietzsche, que tonto no debía ser, vivió en Niza algunos otoños y solía hacer ese paseo, cuya linde se acaba en lo alto de la colina con el pueblo medieval de decorado y dijo incluso que allí concibió uno de los volúmenes de Así hablo Zaratustra.
A mi la linde no me dio para filosofar mucho pero estrené mis nuevas zapatillas de montaña y la mochila regalo del franchute, con el ánimo de hacernos un montón de rutas durante las próximas semanas. 









03 febrero, 2013

Le brunch du dimanche

No hay cosa más parisina, por lo menos estos últimos años, que quedar con amigos "pour aller bruncher quelque part". Es decir, quedar a las 12/13/14h en algún restaurante/bar/brasserie, muchísimo mejor si el sitio está lleno de gente, para tomarte un té/café/colacao, comer algo dulce/salado/mezcla de ambos por el módico precio de 20/25/30 euros.
Reconozco que disfrutaba de la salida pero tenía siempre la sensación de perder medio domingo en los brunchs. Luego intercambiaba las mejores direcciones; las mejores mermeladas, los zumos no de botella, los huevos bio (ecológicos), los muffins de chocolate, el café ilimitado, los niños bienvenidos, son todo criterios de elección fundamentales... Porque con el éxito que tenían no había barrio que no tuviera un amplio abanico de opciones.
Hoy no hemos ido a ningún brunch del Marais parisino, esta mañana nos hemos levantado, nos hemos preparado unos bocadillos y nos hemos subido a un monte, el Tête de Chien, por encima de Cap d'Ail y el Principado de Mónaco, con unas vistas magníficas sobre toda la costa.
Cuando hemos vuelto a casa, cansados, felices y relajados por el solecito que nos ha ido dando todo el camino, nos hemos alegrado en silencio del momento único del que hemos disfrutado.