Se fue mi padre, después de un mes de leales servicios de comida y cena en los que él se ha encargado de elaborar el menú, de comprarlo y de prepararlo.
Se fueron también, mi hermano con mi cuñada y mis sobrinos. Y cuando empezábamos a sentir pena por esas ausencias y a echar de menos el jolgorio constante, llamó a la puerta quien yo creía sería un repartidor con algún paquete.
Y la SORPRESA fue mayúscula... Mi tía y mi prima en el descansillo... Que deseando poder conocer a las peques se presentaron en Niza vía Barcelona con una pequeña maleta cargada de regalos y también de amor de mi otra tía y mi abuela. Y lloré mucho, porque yo estaba deseando ver a mis hijas en sus brazos y no esperaba que el momento estuviera tan cercano.
En las 48 horas que estuvieron en casa vaya si han podido tenerlas en los brazos, husmearlas, besuquearlas y menearlas como solo ellas saben, cantando, riendo y bailando y cuzndo ha tocado dormir pues también han seguido estando cerca... Y las crías además del tai chi que les enseña la abuela ya saben latín y saben distinguir la soledad de su cuna de la compañía y el calor de la cama; las escenas son ya historia familiar...
¡¡Que bonita sorpresa!! Y es que los buenos momentos gusta tener a la familia cerca, seguro que su ayuda y compañía han sido de gran ayuda. Las fotos son preciosas, se ve tanto amor en ellas!!! Un besito
ResponderEliminarProverbio africano: " Para cuidar a un nuevo miembro hace falta toda la tribu." y yo añadiría: "y algunos cuantos mas"
ResponderEliminarBesos
Qué sorpresón!!!
ResponderEliminarY qué bonitas fotos!!
Besosss