"Comer animales" de Jonathan Safran Foer

Sigo con las lecturas retadoras, esta vez con el ensayo “Comer animales” de Jonathan Safran Foer, también autor de la novela “Tan fuerte, tan cerca” (adaptada al cine en 2011, con Tom Hanks por protagonista).

El tema está de plena actualidad después de los casos de carne de caballo etiquetada como de ternera.

“Comer animales” es una investigación sobre la producción industrial de la carne y el pescado en Estados Unidos, explorando los restos de una civilizacion, la nuestra, que ha respetado los animales hasta hace bien poco.

Espeluznantes son algunas de las descripciones de los métodos utilizados para criar y luego acabar con la vida de las vacas, cerdos, ovejas, pollos o pavos. Lo he ido leyendo a ratos en mi hora de la comida y me ha llegado a estomacar (y eso que soy de pueblo y he vivido matanzas de guarros, visto conejos despellejar, pollos desplumar y demás…) También habla de las tropelías que cometen los trabajadores de estos sectores, ellos mismos explotados por las grandes compañías, maltratando a los animales cuyos cadáveres luego acabamos comiéndonos.

El autor expone las cifras del mercado alimentario estadounidense, pero más allá de las cifras, con lo que yo me quedo del libro es con las reflexiones sobre nuestro modo de consumo y las repercusiones que tiene sobre nuestra salud y nuestro futuro.

Como en nuestras sociedades ya no se tiene ningún contacto con los animales nos hemos permitido dejar de lado saber en qué medida nuestros actos pueden tener influencia sobre la manera en la que son tratados. La industria que nos alimenta ha creado criaturas incapaces de sobrevivir fuera de un entorno artificial y cuando nos comemos esos huevos, esa carne, o todos los productos derivados estamos aceptando múltiples actos:

- La reinicialización del reloj interno de las gallinas ponedoras, sometidas a un régimen débil en proteínas (hambre) a las que se les hace creer que llega la primavera con luces artificiales y que se matan al cabo del primer año de vida porque su capacidad de puesta de huevos es inferior

- La ingesta de antibióticos a los que se somete a todos los animales

- La talla del espacio en el que se desarrollan

- Los baños de cloro para intentar acabar con las bacterias y los virus que se crean por la falta de higiene y el apelotonamiento en las granjas

- Su incapacidad para reproducirse (con razas creadas para no alcanzar nunca la madurez sexual o a las que se les impide formar núcleos familiares)

- Las soluciones acuosas (no se le puede llamar agua) de las piscifactorías

- Las amputaciones

- Etc…etc..etc…

Después de esta lectura no me he convertido al vegetarianismo, como en el libro bien queda claro la alimentación forma parte de nuestra cultura, tradición y creencias y no estoy por ahora dispuesta a renunciar a comidas y platos que incluyen animales. Ahora que tengo claro que muchos de ellos son animales enfermos, desgraciados y más que sobreexplotados, lo que quiero es tener más cuidado con la elección de algunos de los productos y evitar sobre todo la carne que sepa proviene de producciones industriales intensivas, entendiendo por intensivo su sufrimiento, no el número de huevos o de kilos de carne obtenidos.

Somos lo que comemos… Dice la sabiduría popular.

19 páginas con las palabras Mutismo e Influencia, representan los 21.000 animales que come de media un americano durante su vida

En poco más de este espacio,430 cm², vive una gallina ponedora

Con los huevos resulta sencillo, basta con fijarse en la numeración que aparece impresa en la cáscara:

No es un sueño, es una gallina ponedora del 0

Y para rematar con una nota agradable, el poussin Piou, que no Pío.