27 agosto, 2014

Diferencias y más

Tener dos mellizas, dos hermanas tan distintas físicamente, está resultando ser un perfecto ejercicio de tolerancia. 

Es normal que cuando alguien tiene un hijo le parezca lo más bonito del mundo, pero cuando se tienen dos, tan distintas, ya no puede haber un superlativo exclusivo y excluyente. Mis gallifantas me van a hacer mejor persona, lo presiento, me van a demostrar que las cosas se pueden hacer de dos maneras (o de 2000) y que todas pueden ser buenas, excelentes. 

Cada una tiene su manera de ser y yo que soy bastante bruta y que quiero hacerlo todo a mi manera ahora me hago flexible y me adapto a la una y a la otra, porque cada una tiene necesidades distintas. 



María: mi niña grande, 3 meses y medio, va para 4. Ha sido y sigue siendo la más grande, casi 700 gramos más.

Rostro pequeño y dulce, muy agradecida, con poquito que le digas sonríe arrugando la naricilla. Desde hace unos días llega también hasta la carcajada.

Poco fotogénica, en cuanto le acerco el móvil o el ipad se queda mirando de forma interrogativa.
Tiene los como dos aceitunas; de color indefinido, a veces tiran para el verde, a veces para el gris, siguen siendo una incógnita.

Mucho pelo, (hecho que ya anunciaban hasta las ecografías); morena, como el padre. Ya sólo por eso creo que la gente dice que se parece a él pero yo veo algunas fotos mías de bebé y nos encuentro parecido. Todo se andará...
Cuando tiene sueño se toca el pelo y con  un ratín de brazos y carantoñas se duerme feliz.

Le encanta mirarse las manos y contarse los dedos, el pulgar lo pasa entre el índice y el mayor y se lo chuperretea hasta arrugarlo.

Empieza a hacer un montón de gorgojeos, queriendo iniciar un diálogo que sólo ella entiende pero que nos hace feliz a ambas.

Si le acerco a Carmen la mira mucho, es más consciente de su hermana que ésta de ella. 






Carmen, mi niña chiquitita, 3 meses y medio, va para 4. Está ya casi igual de larga que María pero o por estar siempre más encogida o por abultar menos, parece mucho más pequeña.

De rostro y frente más grande, con el gesto más adusto dice mi padre. Observa mucho antes de lanzar una sonrisa, claro que cuando lo hace lo ilumina todo. De ojos azules y pelo escaso, dicen que va para rubia, pero no lo veo tan claro. Aunque no se parece a mí sí es cierto que se tira un aire a mi madre y a mi hermano, a lo mejor cambia, todo se andará. 

Muy curiosa, le gustan el jaleo, los brazos y reacciona mucho con la música. Dicen que va a ser la española... 
Cuando le da por patalear es una máquina, parece que está subiendo el Tourmalet. 

Le encanta quedarse desnuda y estirarse, se levanta los vestidos o camisetas y se los lleva a la boca dejándose la tripa al aire, va para striper (OMG!) 

Se le ponen los ojos rojos cuando está cansada y sólo entonces consiente dormirse. No le gusta estar sola... Aguanta por ejemplo mucho más tiempo dormida si está cerca de alguien. 
Ahora no hace caso de María pero no podrá pasarse de ella... 





Yo no me puedo pasar de ninguna, los días (y las noches) se hacen largos, pero el tiempo va pasando rápidamente y temo que se me olviden todos estos detalles que las hacen únicas. 






20 agosto, 2014

Un puñado de amor

Ya llevamos casi dos meses en el pueblo. Esta etapa, este segundo verano de COU  como dice una amiga (salvando las distancias y las diferencias ;) rodeada de la familia y alimentando a las dos más pequeñas, se está pasando sin mayores sobresaltos, un lujo. 
Además de la tranquilidad de casa también nos atrevimos a irnos hasta Lisboa con ellas. Allí cumplieron su tercer mes, afianzando con ello su condición de europeas donde las haya. 

Me gustaría meterme en el blog más a menudo, a veces me acuerdo de algo que me gustaría plasmar aquí pero no encuentro el momento o la energía para ello. 

Una de esas cosillas sin importancia y con diferencias a un lado y otro de los Pirineos es la palabra "michelín".


El castellano la RAE recoge el término como ese pliegue de carne que se forma en alguna parte del cuerpo humano. Tiene su origen en el muñeco de la marca de neumáticos Michelin, "entreprise fleuron" basada en Clermont-Ferrand y que dio trabajo a miles de emigrantes españoles y portugueses en la segunda mitad del siglo XX.  



Michelin se anunciaba con una figura a base de neumáticos y así lo sigue haciendo. En francés sin embargo, a este muñeco se le llama Bibendum y a los michelines por exceso de grasa no se les llama así... Tienen una palabra mucho más soft... "poignées d'amour" puñados de amor, una descripción sin duda mucho más positiva. 

Mis gallifantas al no ser grandes comedoras no tienen esas poignées d'amour tan resultonas en los bebés, cada toma, cada biberón son un cálculo de ml... Pero con o sin michelines las queremos a puñaos, españoles y franceses. 

À bientôt!