La llegada de las niñas no va a hacer sino potenciar esta afición, estoy convencida, pero desde que nacieron solo tengo tiempo de hacer fotos rápidas con el móvil, sin ningún preparativo, perfectas para saciar la sed del whatsapp y la familia y amigos, pero poco resultonas para el álbum que me gustaría luego poder conservar como oro en paño. Así que con esa intención reservé una sesión de fotos con una fotógrafa en casa, una vez estuvimos de vuelta del hospital. Costó mucho que se durmieran pero hasta esas escenas resultan preciosas y han quedado ya marcadas en la retina y el corazón.
Ahora que hace ya 3 semanas desde que las hicimos, resultan valiosas porque nunca volverán a ser tan chiquititas como eran entonces, ya nunca volveremos a esa mañana, que en vez de ser una mañana cualquiera se convertirá en su memoria.