La lengua francesa como la española no admiten bien las faltas de ortografía, delatan al que las comete y hacen levantar los ojos al cielo de quienes las leen. Todos podemos hacerlas cuando no tenemos cuidado pero yo trato de evitarlas releyendo los emails que escribo en el trabajo o los posts de este blog y buscando la aclaración a las dudas ortográficas que me pueden surgir en algún momento.
En Francia no deja de hablarse bastante de este tema, se culpa al uso del móvil de empobrecer la lengua. A mí me cuesta abreviar en los mensajes, tengo una amiga que se ríe de mi, porque intento seguir acentuando lo que es necesario, perdiendo a veces la rapidez en un vivo intercambio whatsapp, qué le voy a hacer, me cuesta ver una palabra escrita de forma incorrecta…
El lenguaje lo utilizamos todos los días y alcanzamos cada vez un mayor número de gente, en redes sociales por ejemplo, así que me parece una pena que descuidemos su dominio. Ya os comenté una vez que incluso me gusta ponerme a prueba con el dictado en francés…
Una de las faltas más comunes en francés es la del participio y el infinitivo de los verbos. El primer grupo verbal, el de los verbos acabados en –er, como manger, chanter, danser… Comer, cantar y bailar…
El participio de estos verbos acaba en –é; mangé, chanté, dansé (comido, cantado, bailado); se pronuncia igual que el infinitivo lo cual es fuente de confusiones y los franceses más descuidados suelen tener problemas…
Como española, es muy fácil hacer la distinción y no caer en este error, a mí me basta con traducir y sé cuál es la terminación que hay que ponerle al verbo pero a ellos les cuesta algo más. Y se ven muchos errores…
Exemples o ejemplos:
Existe un caso judicial en el que el estudio de la falta de ortografía de la víctima resulto ser un elemento esencial de la inculpación… Es el caso del conocido proceso penal de los años 90 de Omar Reddar.
La víctima, una viuda asesinada en su propia casa, durante su agonía supuestamente escribió con su propia sangre en la pared lo siguiente: Omar m’a tuer. Omar me ha matar…
Omar era el nombre del jardinero y sus abogados defensores utilizaron el argumento de la imposibilidad para la víctima de haber dejado escrita esa frase de acusación con esa falta de gramática (bien escrita, la frase tendría que haber sido Omar m’a tuée - Omar me ha matado).
El tribunal consideró que la víctima sí que podía ser la autora de la frase porque aunque de clase social media/alta, encontraron faltas de ortografía similares en documentos personales, por ejemplo había escrito payer (pagar) en pacturas ya pagadas, cuando respetando la ortografía habría tenido que ser payée o payé. Pagada o pagado.
El caso ha sido también llevado al cine, pero no os puedo decir mucho más porque no he visto la película.
El Bescherelle es una colección de libros de referencia en todo lo que respecta al aprendizaje de la lengua francesa, yo tuve uno de ellos y me parecía un condensado salvavidas en la época en la que no había mucho más a lo que acudir.
Existe una web bescherelletamere.com con un grupo muy activo en Facebook. Se dedican a poner de manifiesto las diferentes faltas de ortografía en los medios, la prensa, los supermercados, etc... Cada vez entro menos en Facebook pero si tuviera que quedarme con alguno de los grupos de los que me llegan actualizaciones entre mis favoritos estaría sin duda alguna éste.