¿Sorpresa?

Los resultados de las elecciones europeas hacen correr ríos de tinta. Me sorprende que a la gente le sorprenda... Francia lleva votando a la ultra derecha años y años, por lo menos los que hace que yo llevo viviendo aquí. 

2002, elecciones presidenciales, el auténtico termómetro socio-electoral de este país; en la primera  vuelta el mismo Front National consigue un 17% de los votos y se mete en la segunda vuelta con el candidato conservador, el presidente saliente Jacques Chirac. Cataclismo general, grosse surprise y la sociedad francesa, la de izquierda, centro y abstencionista se une para pedir el voto por Chirac que consigue derrotar con el 82% de los votos a Le Pen. Los debates en la residencia con chicas de mi edad me hicieron descubrir la "vieille France" que aún no había encontrado en la cosmopolita París que yo cotejaba. Esa misma Francia que 10 años después se escandaliza con el matrimonio homosexual por poner otro ejemplo.

2014, nada parece haber cambiado en la vieja Francia. Las tímidas reformas del sistema enmendadas por los diferentes gobiernos de derechas o izquierda no parece sacar al país de sus grandes problemas y su enorme deuda pública. El Front National aprovecha toda ocasión para oponerse a los grandes partidos, consigue arañar votos a la izquierda y a la derecha moderada, y a pesar de sus peligrosas críticas a todo lo no franco-francés, donde me incluyo y se incluyen ahora mis hijas, mucha gente se ve animada a darles la confianza que ya no tienen en los grandes partidos. 

Que la gente que no decidió o no pudo votar el domingo ahora se lamente de las cifras de Le Pen me provoca mucha pena; consiguió el 20% de los votos, pero no olvidemos que ni la mitad de los votantes que creo deberían haber votado (a mi entender, la ciudadanía no solo puede ser fuente de derechos, también sería necesario que exigiese obligaciones) se desplazó a los colegios electorales. 

Así que sí, una parte de Francia es xenófoba, racista y eurófoba, pero lo lleva siendo desde hace mucho tiempo, existe otra receptora y cultivadora de las culturas ajenas, mixta y motor de Europa aunque muchas veces lo sea de forma inconsciente.