Bola de grossesse

El otro día entré por casualidad con una amiga en una tienda mezcla de joyería, decoración y objetos diversos. Rodeada de miles de pequeños detalles se me ocurrió preguntar por "les bolas de grossesse" y por supuesto tenían. En Francia se les llama así a las bolas de plata sonoras o llamadores de ángeles. Lo de "bola" lo dejan así porque dicen que es una tradición que viene de México , aunque lo cierto es que aparecen en muchas otras culturas. 

Me costó decidir qué sonido elegir, las había de distintos tamaños, con distintas filigranas, esmaltadas y cada una sonaba diferente. Con la ayuda de Sasha, casualmente una de las personas con mayor sensibilidad que conozco, me decidí por una discreta esfera de plata con un sonido que "me correspondía".  Y ella que no está embarazada se dejó también tentar por el llamador. 

(Sasha es de confesión ortodoxa, vive con un musulmán y practica yoga. Y todo lo vive con la mayor naturalidad y respeto). 

Si una de las lecturas que se le pueden dar es la de servir para llamar al ángel de la guarda de quien lo utiliza, a la bola también se le puede dar un significado mucho menos simbólico para la madre y mucho más para los bebés.  Su tintineo es perceptible por el feto, que una vez fuera del vientre materno puede reconocerlo e incluso tranquilizarle, creando así un lazo entre la vida uterina y la del mundo exterior. 

Mas allá de consideraciones espirituales, esotéricas o biológicas, puede resultar un bonito adorno sobre la tripa, o panza para mis amigas argentinas ;) 

Yo no me lo pongo todos los días porque no siempre me acuerdo, pero he cambiado el cordón de cuero por una cinta de raso lo bastante larga para que la bola esté a la altura de mi ombligo y aunque al franchute le parezco algo gata por lo del cascabel, me gusta imaginar que ellas perciben los mismos estímulos que yo. Si luego no reconocen el sonido una vez hayan nacido para mí será de todas formas un recuerdo de estas semanas en las que empiezan a convertirse en el centro de todas mis atenciones.