Cuando se publique esta entrada, nosotros estaremos en un hammam, uno tradicional, nada de sauna en un salón de belleza o spa, uno de verdad con sus azulejos de colores y grifos de agua, que tiene una tunecina en Biot, un pueblo al lado de Niza.
El ritual que nos tenemos preparado:
Exfoliación al jabón negro, mascarilla de rassoul, puede que masaje, y un té a la menta con dulces típicos. Vamos, que cuando salgamos no nos vamos a acordar ni de cómo nos llamamos...
En París solía ir a uno también muy auténtico, en el XIXème arrondissement, me encontraba tan limpia y despejada al salir de allí que no me apetecía meterme en el metro y me daba auténticas palizas para volver andando hasta casa y no tener que tocar ninguna barra, ningún asiento o ninguna puerta...
Qué buen plan, y lo mejor es que sea un hamman auténtico y no de esas imitaciones que ahora existen en muchos hoteles y que nada tienen que ver con el origen de estos baños. Saludos y disfrútalo mucho.
ResponderEliminarQue buena pinta.
ResponderEliminarUna hora de tranquilidad los dos, dos veces entraron solo a preguntarnos si la temperatura nos convenía...
ResponderEliminarMe hice la tarjeta de fidelidad, cómo no, y me traje dos botos de jabón negro y un guante para ello... Así que aprovechar lo aproveché bien! Un saludo para las dos
J'adore parce que c'est tout à fait ça... Le Hamman à Paris suivit du métro, ça ne donne pas envie !
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