El tiempo de la estampita

Durante las 2 semanas de vacaciones los dos momentos de desencuentro con el franchute fueron bastante identificables.

Me salí del recorrido, del viaje y del tiempo en dos tiendas. Con la excusa perfecta, porque se trata de dos tiendas que no existen en Francia, comment ça? Ni Tiger, ni Primark han abierto espacio en tierras galas.

Así que en el Tiger que encontré en Reykjavik y en uno de los Primarks con los que me crucé en Escocia me pasé una hora, de reloj del franchute, porque a mí se me pasó como en 10 minutos.

En Primark;
¡Oh templo de las compras low cost!
¡Oh llévame contigo o vente conmigo a Francia!
No te pude querer como hubiera deseado por las restricciones de equipaje pero te llevo conmigo en el alma.

¡Ay Tiger de mis amores, cuyas bondades mi prima alienta!
¡Bazar escandinavo, hogar de los desamparados que buscan sombra, de los que no saben lo que buscan y lo encuentran!

¡¡No sabéis qué ilusión me hizo!!

Piensa, réflechis, vite, no te lleves todo lo que te gusta, sólo lo que quepa en la maleta...

Un cuaderno, varios bolis, lápices, unos clips de formas, un monedero pollito, postales, pegatinas y oh oh oh estampitas... Estampitas de las de toda la vida, pones tú una, tu amiguita la otra y a dar palmadas, quien las levante se las lleva.

Está claro que no voy a ponerme a jugar pero son tan bonitas, las voy a dejar tal cual están, sin recortar, algunas tienen hasta brillantina (y esas valían más).

En algunos sitios también se les llama cromos, en mi cole los cromos se pegaban, las estampitas las transportabas como un tesoro en un estuche rígido.

Alguna vez en París, en alguna de esas tiendas que parecen antiguas, pero que están estudiadas así, las había visto pero a precios imposibles. En Tiger la plancha costaba 100 coronas, encima a precio de nuestras antiguas pesetas, otro signo para convencerme y llevármelas.

No sé dónde guardarlas, en una carpeta entre las carpetas de la Sécu, la Mutuelle, Assurance... Lo que les quita mucho significado simbólico, pero bueno, combatí por ellas el rato que le hice esperar desesperado al franchute y ahora les dedico esta entrada.