Una mini hortensia

Si llevo dinero en metálico me lo gasto en nada, si no lo hago tiro de tarjeta aunque parece que de esa forma me lo piense más, porque siempre hay un mínimo, de 10 ó 15 euros que separa un caprichín, une envie, de una compra bien pensada. 

Eso me pasó ayer al ver esta cesta con una hortensia azul dentro. Si no hubiera llevado un billete de nada en el monedero habría seguido mi camino, pero sabiendo que tenía el dinero contante y sonante el impulso de compra fue más grande que la reflexión sobre lo difícil que de sobra sé que es mantener esta flor con vida... 

Me encantan las hortensias, mi abuela paterna tenía varias en el patio y por ese recuerdo quise incluir algunas en mi ramo de novia; también decoré con algunos tiestos de hortensias la iglesia aquel día. Esas plantas mi padre (¿no dije que era muy apañao?) pudo transplantarlas en el jardín de casa y me encanta que hayan enraizado y sigan dando flores 4 años después...

Sin duda alguna las hortensias más espectaculares que he visto han sido en Bretaña donde el clima se presta a ello y no dudo que también sea el caso en el Norte de España. 

Voy a intentar que me aguante, evitándole el sol, pero me temo que me acompañe poco tiempo... 

He tirado de disco duro para enseñaros la foto de debajo con la que hicimos los sellos de las invitaciones de boda que llevaban direcciones francesas como destinatarios... No todo el mundo se dio cuenta de la personalización y hacerlo saber importaba poco pero para mi fue otro de los detalles importantes que hicieron de nuestra boda algo muy nuestro.