27 febrero, 2013

Así limpiaba así así

A mi amiga E. le hacen tanta gracia como a mí las pelusas. Pelusas de polvo no de ombligo (se lo he tenido que precisar a Google, que en el autotexto me daba esa opción...)
Esas malditas que te sorprenden, enormes, con las que te preguntas, ¿Pero cuándo tiempo llevan ahí? ¿Cuándo han crecido? Y ¿Por qué?
La respuesta es fácil; porque no limpio el polvo tan a menudo como debiera y solo paso la mopa cuando veo que las malditas salen corriendo.
El otro día mientras preparaba la habitación para mis padres, en vez de ir a buscar un trapo, saqué un calcetín del cajón, uno de Winnie de Pooh (tarada al 100%) a modo de manopla lo pasé por las mesillas, cabecero, cómoda y demás... Y en vez de mandarle la ocurrencia a E. por whatsapp, pensé en decirle por aquí que es genial saber que no tenemos problema en recibirnos mutuamente con la casa sin hacer, no nos juzgamos por ello, y que espero pueda cogerse unos billetes para venir este verano. ¡Todas las tazas del desayuno las tengo impecables!



 

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